Corrían los años 1960 en lo que hoy es el
pujante Barrio Unión, ya se había inaugurado el asfalto en la calle Rivadavia
desde Lavalle hacia Necochea, los chicos del Barrio con un entusiasmo sin
precedentes recorrían los talleres mecánicos, solicitando rulemanes en desuso,
sino lo conseguían en los grandes talleres céntricos como eran los que
funcionaban en esos años, la Ford ,
Ika etc., se dirigían a los otros talleres mecánicos sobre la ruta 2.
Una vez conseguido esos trofeos, para esa
época, en el cual no todos los chicos tenían acceso a los juguetes, comenzaban
a armar con maderas conseguidas en las carpinterías, o de familiares que la
facilitaban, los carritos de rulemanes, eran para nosotros lo que el karting es para los chicos de hoy, los
bolilleros chicos iban en la parte de adelante en el cual se manejaban con los
pies ,ya que tenían un listón con un tornillo que permitía el movimiento de
rotación, los bolilleros grandes iban en la parte trasera, en el cual eran empujados
por la espalda por un acompañante.
Todo estaba listo para la gran carrera.
En las noches anteriores alrededor de las 22horas habían comenzado los
entrenamientos, se rumoreaba que salía la llorona, pero con el entusiasmo que
se contaba en ese momento, nadie se hacía problemas.
La carrera se largo de la calle Rivadavia
160 hacia la esquina de la calle Necochea. Alrededor de media docena de
carritos participaron en el asfalto nuevo, el ruido era ensordecedor al llegar
a la esquina los ganadores giran la cabeza hacia la calle Sarmiento, que por
supuesto bastante oscura en esos años, uno de los chicos grito
¡¡¡ La llorona ¡¡¡…se alcanzó a ver un
cuerpo grande con unas sabanas blancas que se movían hacia arriba, largando un
gemido impresionante y llorando a los gritos¡¡¡ Mamita que susto ¡¡¡había
salido de un terreno lindero al oscuro, hoy frente a ese lugar se encuentra una
panadería.
Por supuesto con semejante susto, uno de
los chicos no le salía las palabras había quedado mudo, todos disparaban algunos
alcanzaron a arrastrar el carrito, otros los abandonaron gritando vamos a lo de
Corral, era una familia que vivía en la calle Rivadavia al 111, esta Sra.
Permitió hacer entrar algunos de los chicos a su casa.
La noche siguiente los chicos salieron a
la calle acompañados por los padres con perros, palos, etc. Pero ni rastro de
la llorona se comentaba que un Señor que vivía en la calle Rivadavia 130 le
molestaba el ruido de los carritos de rulemanes, y mando a otra persona para
asustar a los chicos de esos años.
Lo real de esta investigación que la
persona que se disfrazo de llorona hoy esta vivita y colendo, en una ciudad
vecina.
Investigación
Histórica Carlos
Alberto Santarone – Para El Amigo.
25-05-2011
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